El nueve de abril del presente año, concluyó una malograda etapa para la comunidad. Fueron retirados 1.129 contenedores de basura en diversos puntos de la ciudad, por ser un eminente peligro para la salud.
A pesar que no se ha determinado a los focos de basura como origen de distintas enfermedades (cólera, fiebre tifoidea y salmonella) la autoridad sanitaria los declaró como insalubres.
Cinco años han pasado desde que el ex alcalde Daniel Adaro, implementara un nuevo sistema basural, "La gente va a tener que echar la basura en estos contenedores. Hay un ship, que acusa que el contenedor está lleno y pasa el camión. Pueden pasar dos o tres veces sacando estos contenedores llenos de basura". Explicaba de ese modo a los medios de comunicación.
Tal vez la pésima organización comunal, dio muerte a un cadáver exquisito políticamente utilizado en propaganda del municipio, que no contó con que nosotros mismos, pecáramos de comodidad y mal utilización de los contenedores.
Era rutina observar la basura avasallada bajo la pesada puertecilla de lata. Pero el nombrado ship –que el alcalde dijo- jamás tuvo una función óptima, y los contenedores se sobrellenaron con bolsa de bazofia hogareña.
Con el cambio de alcalde, de política, y de organización municipal, el sistema de recolección de basura, también tuvo un cambio, que comenzó en el sector Centro- Sur, por medio de la resolución sanitaria Nº1155, y en el que se ha gastado más de veinte millones de pesos. De esa forma quieren borrar de nuestras retinas el ya huido intento de asear a nuestra ciudad, de una manera organizada, y de primer mundo.
Pero Antofagasta, una vez más ha demostrado ser neófita en sus intentos de progresos primer mundistas.
“Para que una ciudad sea limpia, no hay que limpiarla, sino ser limpios nosotros” Comenta con razón la gente. Pues en países tales como Francia, Uruguay, España -sólo por nombrar algunos-, la organización ha llevado a los contenedores a ser un sistema imprescindible de recolección, inclusive separándolas por materia, para que así no haya contaminación.
Qué hermoso hubiese sido ver a nuestra ciudad, organizando sus desechos, reciclando, para así borrar la pésima imagen que tienen los que visitan nuestra perla, “Una ciudad sucia y mal cuidada”
Pero no, una vez más hemos errado, y lo que pudo ser un excelente cambio regional, se convirtió en verdadero fracaso, Y todos hemos sido culpables; autoridades, y ciudadanos. Unos por lucha de poder y ego, otros por mal entendimiento, y comodidad.
Sea como sea, la hora del progreso ya ha tomado su sombrero y se marcha poco a poco de las calles, mientras nosotros volvemos a retroceder.
Una idea que llegó simplemente a la basura (y que valga la redundancia)